
Las nuevas generaciones mantienen viva la tradicional Semana Santa en España

A sus cuatro años, Thiago sale por primera vez con su tambor redoblante en una procesión. Para Laura, es la oportunidad de reencontrarse con sus amigos de toda la vida. En España, las nuevas generaciones mantienen viva la tradición de la Semana Santa.
"En cuanto tuvimos el primer nieto en la familia, lo primero que se hace aquí, antes casi que ir al juzgado a inscribirlo, es apuntarlo a una cofradía", afirma a la AFP José Luis Temprano, de 72 años, orgulloso abuelo de Thiago.
En Zamora, región de Castilla y León, donde vive Thiago, o en la andaluza Sevilla, donde Luis Álvarez-Ossorio, de 17 años, sorprendió a sus padres ateos con su deseo de entrar en una hermandad, los jóvenes desbaratan la imagen de la Semana Santa como una festividad para gente mayor.
Vestido con la túnica blanca y la faja morada para desfilar el Martes Santo por el centro de Zamora, Thiago está contento, porque además de debutar con su tambor, va a salir junto a Claudia, su "novia", como dice el niño de pelo rubio corto y sonrisa pícara.
Al pequeño le gusta ir en procesión en Semana Santa, cuando los católicos conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Su otro abuelo "va dando almendras, mi papá va con la cruz y yo voy dando chucherías" a otros niños, recuerda sobre una de estas ceremonias en la que participó.
- Teas ardientes en la noche -
Al filo de la medianoche de lunes a martes, un grupo de adolescentes esperan sin despegar los ojos de sus teléfonos móviles hasta que se apagan las luces de la calle y todo queda en silencio en la fría noche de Zamora.
Desde lo alto de la empinada calle de piedras bajan lentamente los cófrades de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, de túnicas blancas y sandalias franciscanas o descalzos, portando teas ardientes que alumbran y producen una imagen sobrecogedora.
También lleva horas apostada en una calle esperando la procesión Laura Borrego, de 34 años, junto a varios de sus amigos. Todos viven fuera de Zamora, pero vuelven religiosamente a la ciudad de 60.000 habitantes para vivir la Semana Santa.
"Es una semana de tradición, de familia, de amigos, de estar toda la semana en la calle", explica la mujer de pelo largo agarrado en una coleta y grueso abrigo de invierno.
En la tarde, Laura, miembro de dos cofradías, y sus amigos ya habían visto otro desfile, donde marchaban padres con niños y hasta bebés en brazos, vestidos con túnicas blancas y largos capirotes negros, las características capuchas terminadas en punta.
Uno de los amigos de Laura, Manuel Rodríguez, psicólogo de 34 años, dice ser ateo, pero por igual "le gusta mucho la Semana Santa". Para él es como visitar "iglesias románicas (...) No tienes que ser exclusivamente religioso, porque sabes ver" su "valor" histórico.
- Listas de espera -
España mantiene la tradición de las procesiones pese a su creciente secularización.
Según una encuesta de marzo del estatal Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 39,2% de los españoles se declaraban ateos, agnósticos o no creyentes, frente al 54,4% que decían ser católicos, aunque solo el 18,6% practicantes.
En Zamora hay 16 cofradías y hermandades, algunas de cientos o miles de miembros, y varias tienen largas listas de espera, a veces de años, para ingresar, explica Israel López, presidente de la Junta Pro Semana Santa de la ciudad.
"La gente se apunta porque quiere ese momento de poder salir" en las procesiones "con sus compañeros del colegio" y familiares, dice López.
Cristina García, profesora de 44 años, afirma que ella continúa la tradición heredada de su padre fallecido, mientras se viste de túnica blanca y capirote verde para salir a la procesión del Martes Santo.
Y ahora sus dos hijos "van participando también" gracias a "lo que yo les he ido inculcando".
- "Mucho sentimiento" -
En Sevilla, Luis Álvarez-Ossorio dejó atónitos a sus padres ateos cuando les dijo que quería hacer la catequesis para ingresar a la Hermandad del Valle, a la que pertenecen varios miembros de su familia.
"Ellos me dejaron claro que no compartían mucho mi creencia (...) pero que en todo momento iba a tener su apoyo", señala Luis.
Los días de Semana Santa son de "mucho sentimiento. Yo, al menos, tengo un montón de sentimientos a la misma vez, incluso de reflexión personal", agrega.
Las cofradías y hermandades, en definitiva, son un reflejo de la sociedad, apunta Manuel Jesús Roldán, historiador y autor de libros sobre la Semana Santa.
Son asociaciones "transversales" que "no tienen una ideología política, es decir, hay gente de izquierda, de derecha, de centro. Es más, podríamos decir que hay incluso gente atea dentro de congregaciones religiosas".
Z.Ryu--SG