
Los lugares clave del cónclave: de la Basílica de San Pedro a la Capilla Sixtina

El cónclave, que en las próximas semanas deberá elegir al sucesor del papa Francisco, sigue a rajatabla un protocolo muy preciso elaborado durante siglos en varios lugares cargados de historia.
Estos son los principales:
BASÍLICA DE SAN PEDRO: Bajo las molduras doradas y los mármoles preciosos de esta basílica se reúnen los cardenales para celebrar la misa que da pie al proceso de elección del papa. Después del oficio, los cardenales electores se trasladan en procesión hasta la Capilla Sixtina, cantando el "Veni Creator".
En la Basílica de San Pedro también termina oficialmente el cónclave, con la proclamación del nuevo papa ("Habemus papam!") desde la logia del templo.
Se trata de la iglesia más grande del mundo, con una superficie de 2,3 hectáreas, obra de arquitectos como Bramante, Miguel Ángel y Bernini, que se construyó entre 1506 y 1626.
CAPILLA SIXTINA: Construida entre 1477 y 1480, la Capilla Sixtina se encuentra en el flanco derecho de la Basílica de San Pedro, dentro del recinto del Palacio Apostólico. Fue levantada a petición del papa Sixto IV y al parecer tiene exactamente las mismas medidas (40,5 metros de largo, 13,2 m de ancho y 20,7 m de alto) que el legendario templo del rey Salomón.
Este lugar es conocido por sus frescos, obras de Perugino, Botticelli y sus alumnos, y, sobre todo, por su bóveda, realizada por Miguel Ángel, quien pintó también el célebre 'Juicio final' en la pared situada frente a la entrada, justo detrás del altar.
Durante el cónclave, los cardenales se sientan en sillas de madera de cerezo con su nombre grabado, frente a unas mesas cubiertas con manteles beige y granate. Al fondo se halla una urna con la tapa adornada con dos figuras que representan corderos, en la que se depositan las papeletas de voto.
En el centro, hay un atril con un Evangelio abierto ante el cual los cardenales juran mantener el secreto de cuanto allí se diga.
La capilla cuenta con dos estufas conectadas a la misma chimenea de la que sale la única indicación de lo que ocurre en el interior.
En una estufa, la más antigua, se queman las papeletas de votación y las notas de los cardenales. La otra, más moderna, sirve para anunciar el resultado de la votación. De esta última, con ayuda de productos químicos, sale humo negro (si los cardenales no llegan a un acuerdo) o blanco, cuando se ha elegido a un nuevo papa.
SALA DE LAS LÁGRIMAS: Al fondo de la Capilla Sixtina hay una puerta que comunica con una pequeña celda de 9m2, permanentemente cerrada al público. Es la llamada "Sala de las lágrimas", donde cada nuevo papa, tras ser elegido, entra en compañía del cardenal camarlengo (a cargo de los asuntos del Vaticano durante la transición entre dos papados) y del maestro de ceremonias litúrgicas para, según la tradición, romper en llanto ante la magnitud de la tarea que le espera y vestir su primera sotana blanca, con la que será presentado al mundo.
CAPILLA PAULINA: Después de ser elegido, y antes de entrar en la logia de San Pedro para su primera aparición pública, el nuevo papa reza una oración breve, personal y en silencio, frente al Santo Sacramento. Construida en 1537 por el arquitecto Antonio da Sangallo el Joven a petición del papa Pablo III, esta capilla está situada cerca de la Capilla Sixtina y de la Basílica de San Pedro.
RESIDENCIA DE SANTA MARTA: Los cardenales electores se alojan en la residencia de Santa Marta, construida bajo el pontificado de Juan Pablo II, justo detrás de la basílica. Anteriormente, los cardenales se hospedaban en unas incómodas e improvisadas habitaciones del Palacio Apostólico. En esta residencia, que también incluye una capilla, cada cardenal tiene una habitación y servicios propios de un establecimiento hotelero (comidas y lavandería).
Cada mañana, los cardenales abandonan la residencia y van a pie o en minibús hasta la Capilla Sixtina, a 500 metros.
En general, los dormitorios tienen una cama individual con un crucifijo encima del cabecero. La mayoría son suites con una habitación aledaña, equipada con un escritorio y un teléfono conectado únicamente a la red interna. No todas las habitaciones son igual de cómodas y se reparten por sorteo.
RESTRICCIONES: Una norma rige de forma inalterable durante el cónclave: desde el momento en que este empieza, los cardenales juran mantener todo lo ocurrido en secreto, so pena de excomunión. Cualquier contacto con el exterior, ya sea a través de teléfonos, internet o de los periódicos, está estrictamente prohibido, salvo en casos muy excepcionales.
Todos los lugares en los que viven y trabajan los cardenales están cubiertos por dispositivos de interferencia que impiden el uso de teléfonos y tabletas. Además, mientras los cardenales van a pie desde la residencia de Santa Marta hasta la Capilla Sixtina, se interrumpe la circulación de vehículos y peatones para evitar cualquier contacto.
Todo el personal que trabaja en los lugares del cónclave, como conductores, cocineros, recepcionistas, limpiadores, enfermeros o médicos, también prometen guardar silencio, en una ceremonia solemne.
S.Yang--SG